lunes, 21 de diciembre de 2015

Virus patógenos del tracto gastrointestinal

Se cree que el mayor número de infecciones alimentarias está causado por virus. 

Los llamados Norovirus son los responsables de la mayoría de las infecciones alimentarias leves. La infección vírica por este agente se manifiesta como gastroenteritis y la recuperación es espontánea y rápida, normalmente en 1 o 2 días.

A continuación figura una infografía que da algunas claves y medidas de higiene para su prevención.





Los Rotavirus, por otra parte, tienen cuadros clínicos más severos. Esta enfermedad puede prolongarse causando pérdidas importantes de agua y electrolitos que pueden requerir hospitalización de los pacientes para su rehidratación.

Las infecciones por rotavirus son muy frecuentes en todo el mundo, especialmente entre los 6 y 24 meses de edad, quedando los pacientes que la superan inmunizados, y siendo por ello una enfermedad rara en adultos.

La mortalidad por Rotavirus es baja en países desarrollados, sin embargo se dispara en los países del tercer mundo, debido a la falta de recursos.

Al igual que en el caso anterior, a continuación se muestra una infografía de la importancia de mantener ciertas medidas de higiene, así como de las vacunas, sobre todo en la población en riesgo de contraer este virus.





 Bacterias patógenas del tracto gastrointestinal

Tras conocer ya la existencia de la microbiota beneficiosa del tracto gastrointestinal, a lo largo de este post se tratarán dos de las bacterias consideradas patógenas.

La bacteria Salmonella invade el intestino delgado causando una de las enfermedades de transmisión alimentaria más común y ampliamente extendida, la salmonelosis.

La mayoría de los casos de salmonelosis son leves, duran entre 2 y 7 días y los pacientes se recuperan sin tratamiento, aunque en ocasiones, la enfermedad puede causar la muerte por deshidratación, sobre todo en niños y ancianos. La gravedad de la enfermedad depende de factores propios del huésped y de la cepa de Salmonella en cuestión.

La bacteria se encuentra en animales domésticos tanto de granja (aves, porcinos y vacunos), como mascotas (perros, gatos y reptiles). 

Las personas contraemos la enfermedad a través de 3 vías:  

- Consumo de alimentos contaminados de origen animal, principalmente huevos, carne y leche, pero también frutas y verduras. 
- Entre personas por vía fecal-oral. 
- Por contacto con animales infectados. 

Por ello, para su prevención en el hogar es necesario cuidar unas prácticas básicas de higiene:





Por otro lado, Helicobacter pylori es una bacteria que coloniza el estómago, píloro y duodeno, que son zonas de pH muy ácido no colonizadas por otros patógenos. Se transmite al ser humano vía ingestión, por agua y/o alimentos contaminados, o contacto con mascotas infectadas.

La portan un 25-30% de la población mundial y, mientras que en la mayoría de los casos, 90-95%, es asintomático o causa gastritis (pequeños daños en el epitelio del estómago), en el  5-10% restante deriva en úlceras  (heridas abiertas) gástricas o duodenales que son muy dolorosas, ya que el estómago secreta ácido clorhídrico que cae sobre la herida. Se sabe que algunos casos de contagio por Helicobacter pylori pueden derivar en cáncer. 


Hoy en día se trata con antibióticos. 


Para finalizar con este post, el video que viene a continuación es un fragmento de un documental, en el que se hace un pequeño resumen de lo recién expuesto, enlazándolo a su vez con el post anterior de la flora microbiana normal.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

El tracto gastrointestinal y su microbiota normal

El tracto gastrointestinal humano consta de estómago, intestino delgado e intestino grueso, y en él tienen lugar la digestión de los alimentos, la absorción de los nutrientes y la producción de nutrientes por parte de la microbiota normal residente.


La microbiota gastrointestinal incluye especies nativas, que colonizan permanentemente el tracto gastrointestinal y se adquieren al nacer y durante el primer año de vida; y una serie variable de microorganismos, que se adquieren a través de los alimentos y se encuentran de manera transitoria en el tubo digestivo.

El estómago, debido a la acidez de sus fluidos, constituye una barrera química contra la entrada de microorganismos al tracto gastrointestinal, sin embargo, las bacterias de la microbiota viven de forma normal en este entorno aparentemente hostil. 


Tras el estómago viene el intestino que se divide en intestino delgado e intestino grueso, y cada uno de ellos se subdivide a su vez en otras estructuras. Es interesante saber que, la composición de la microbiota normal intestinal varía considerablemente a lo largo de estas divisiones y depende en parte de la dieta, de modo que, si se consumen grandes cantidades de carne, se tendrá una composición de la microbiota intestinal diferente a la que se tendría si se siguiera una dieta vegetariana. 

Para hacernos una idea de la gran cantidad de microorganismos diferentes, presentes a lo largo del tracto gastrointestinal como microbiota normal podemos fijarnos en la siguiente imagen: 


Esta microbiota tiene una gran relevancia para los seres humanos, por ejemplo, una de sus muchas funciones será la de producir dos vitaminas esenciales que el cuerpo humano necesita pero que es incapaz de producir por sí mismo, las vitaminas B12 y K.


La vitamina B12 es fundamental para el funcionamiento normal del cerebro, del sistema nervioso y para la formación de la sangre y de varias proteínas. Mientras que la vitamina K está implicada en un proceso tan importante como la coagulación de la sangre.

Debido a la toma de antibióticos, enfermedades, operaciones quirúrgicas o incluso por una mala dieta, esta microbiota puede sufrir alteraciones. Para ello, resulta de utilidad saber que contamos con los probióticos, preparados alimenticios que contienen microorganismos, los cuales se ingieren de forma intencionada con el fin de reestablecer la flora microbiana dañada.

A pesar de que no existen pruebas concluyentes de que los probióticos puedan reestablecer la microbiota a largo plazo, si pueden proporcionar beneficios a corto plazo.

De este modo, los microorganismos que constituyen la microbiota del tracto gastrointestinal, no solo no resultan patógenos, sino que suponen un beneficio para el ser humano, por lo que se deberá cuidar la dieta para preservarla, y reestablecerla en casos en los que se vea amenazada.

¿SABÍAS QUE…

…tenemos un cerebro en el estómago, y que modificar los microbios intestinales puede cambiar la conducta?


…el secreto para perder peso podría estar en la flora intestinal?